Gregorio XIII fue el Papa que cambió el calendario y en base a su modificación al calendario Juliano (de Julio Cesar) es como contamos los días, semanas, meses y años desde ese Octubre de 1582.

El origen de este cambio llegó a raíz de los acuerdos de Concilio de Trento. Lo que se buscaba era deshacer el desfase producido desde el primer Concilio de Nicea en el 325. En ese entonces fue cuando se decidió cuando se tenía que celebrar la Pascua, y por consiguiente todo el resto de las celebraciones religiosas. En otras palabras, lo que se tenía que hacer era adaptar el año civil, al año trópico.
Para llevar a cabo el cambio, el papa Gregorio XIII hizo desaparecer 10 días que se habían acumulado desde que se instaurase el calendario de Julio Cesar. Más concretamente los días del 5 al 14 de octubre de 1582. El descubrimiento de este desfase llegó desde la Universidad de Salamanca, donde se realizaron varios estudios sobre el paso de los días.
El calendario juliano marcaba el 1 de enero como el principio de laño, pero con 365 días y seis horas. El año bisiesto, que trata de recuperar esas horas, incluía un día entre el 25 y el 24 de febrero. También en los años divisibles entre cuatro. Pero el calendario juliano tenía un margen de error de 11 minutos y 14 segundos. Además, los días se intercalaron de manera errónea.
En 1582, el equinoccio se adelantó al 11 de marzo, y con ello la celebración de la Semana Santa. De continuar con este error, la liturgia se celebraría cada vez antes, llegando a cambiar de estación. Esto chocaba directamente con lo escrito en la Biblia. Aquí se especifica que Jesús murió en el mes judío de nisán (primavera). Así el papa también decidió fijar el equinoccio el 21 de marzo, para celebrar la Pascua en primavera.