Toda la expectativa quedó opacada por el BOCHORNO que se vivió en las inmediaciones del estadio de River Plate, donde un grupo de inadaptados atacó el bus de Boca Jrs rompiendo los vidrios e hiriendo a algunos jugadores, entre ellos el capitán Pablo Pérez.

El número 8 de Boca, tuvo heridas en el ojo izquierdo por la cual tuvo que acudir a una emergencia medica de un hospital de la Capital Federal. Lo atendieron por uno cuantos minutos y luego lo llevaron nuevamente al estadio de River para reunirlo con sus compañeros. Junto con él, fueron atendidos dos futbolistas más.
El chofer del bus, mientras pasaron los incidentes se desvaneció y si no era por el vicepresidente
de Boca Jrs que tomó el volante en un acto de reflejo, el bus pudo continuar y no chocar y provocar daños mayores.
Ya con el equipo xeneize en el estadio, la incertidumbre se adueñaba y nadie sabía que iba a pasar, Boca no quería jugar de ninguna manera. River por su parte, se solidarizaba con su par y también aceptaba postergar el partido. Paralelamente la Conmebol emitía Tweets diciendo primero que el partido se jugaba a las 18hs y luego a las 19:15.
Mientras tanto se llevaron a cabo varias reuniones entre los presidentes y la confederación donde los primeros querían postergar y la segunda abalada por la FIFA por medio de su presidente Infantino quien estaba presente querían que se juegue a toda costa.
Finalmente reinó la cordura y cerca de las 20hs el presidente de la Conmebol, Domínguez salió a decir que el partido se suspendía y se pasaba para el día de mañana a las 17hs.
A todo esto, en las afueras del estadio seguían los disturbios entre parciales y la policía.
Vale aclarar que pese a que la Conmebol quiere que el partido se juegue SI o SI mañana, hay grandes chances que se siga postergando, entre los varios motivos es por la clausura que podría recibir el Monumental por todo lo acontecido.
En fin, serán horas claves y solo habrá que esperar.
Todo lo que no queríamos que pasé, pasó.